MIÉRCOLES, 18 DE MARZO DE 2009:
Desayuno, y cena, como cualquier día laboral.
Comida: Entrantes, bebidas y postres, igual a cualquier día laboral. Plato principal, un kilo de mejillones al vapor hechos en el microondas. Hoy si estaban buenos.
MARTES, 17 DE MARZO DE 2009:
Desayuno, tarde y cena, como cualquier día laboral.
Comida: Entrantes, bebidas y postres, igual a cualquier día laboral. Plato principal del día, un kilo de mejillones tirados a la basura porque estaban agonizantes o muertos. No, no estaban vivos. Habrían estado en la mega superficie, lejos de la mar, muchos más días de los que suele ser habitual y normal para su consumo. Cuando les compré, me di cuenta que, al contrario de otros días en que siempre les veía cerrados herméticamente entre sus dos conchas, hoy estaban entre abiertos. Probablemente sus músculos hubiesen cedido ante el rigor mortis, lejos de las rías.
Unas lonchas de jamón serrano, junto a la habitual ensalada de tomate, cebolla, aceitunas rellenas, atún, orégano, vinagre y aceite, fueron el sustitutivo del kilo de mejillones arrojadas a la basura, directamente desde la mega superficie, y después de hacerlos al vapor en el microondas. El color que tenían, el encogimientos de sus gajos y su tono no brillante y arrugado, demostraban que estaban muertos antes de ser cocinados.
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