MARTES 9 DE SEPTIEMBRE DE 2008:
Los ricos salmonetes recién pescados tuvieron que ceder su turno, para ser comidos, a las sardinas que en el frigorífico llevaban aguardando dos días. O tiraba las sardinas y me comía los frescos salmonetes o dejaba los salmonetes para el día siguiente y congelaba el resto, comiéndome las ricas sardinas que compré hace dos días frescas. Opté por esto ultimo, y esa fue la única comida del día, sardinas asadas en el microondas. El resto, fue el desayuno de dos vasos de yogour líquido, y unas onzas de chocolate y tortas valencianas. Durante la jornada de pesca de seis horas, al salir tomé dos barritas energéticas y una bebida isotónica. Pero al haberlas tomado al salir, mi organismo estaba muy maltrecho, así que cuando empecé a comer en casa a las diez de la noche, estaba exhausto completamente y antes de entrar a la ducha tuve que tomar como aperitivo para no marearme, unas aceitunas rellenas llenas de sales y una cerveza sin alcohol. A partir de ahí, comencé a ser persona y no un pez.
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